Lo que un día fue, no será

(Ernesto Benavides/ AFP/ Getty).

Más de una vez hemos escuchado que “después de la tormenta siempre llega la calma”. Esta frase aparece para ofrecernos una sensación de alivio temporal cuando las cosas no van bien o para calmarnos pensando que en un futuro no muy lejano, vamos a sentirnos mejor. Sin embargo, ¿qué tan vigente es esta afirmación en un contexto como el actual? ¿Es posible lidiar con nuestras emociones imaginando que lo que vendrá será mejor? Lo más probable es que nos cueste pensar que todo volverá a ser como antes y que añoremos las vivencias (y las relaciones) que formaban parte de nuestra cotidianeidad hasta antes del coronavirus.

La última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), publicada en abril de este año, aborda las percepciones de los ciudadanos en torno al Covid-19, mostrando algunos resultados interesantes vinculados a cómo los peruanos han visto modificaciones en sus vidas y qué tanto consideran que sea posible volver a lo que conocíamos como “normalidad”[1].

En primer lugar, vale la pena destacar que 8 de cada 10 peruanos afirman que su vida cambió drásticamente con la cuarentena. Así, un 55% señala que esta cambió bastante y un 27% que el cambio fue por completo. ¿Quiénes han sido más sensibles a esta modificación en su estilo de vida? Principalmente aquellos que se han visto más perjudicados económicamente, por ejemplo, las personas que trabajan de manera independiente y también aquellos que consideran que la economía de su hogar se ha visto muy afectada con esta situación. Una cruda realidad que se complementa con otro de los principales hallazgos de este estudio: que un tercio de los encuestados perdió su empleo a raíz de la pandemia[2].

Pero más allá del impacto económico, que de por sí es evidente y preocupante, ¿qué tan conscientes somos del panorama que se nos presenta? Si bien una amplia mayoría considera que las cosas no volverán a ser como antes (82% del total de encuestados), solo un 39% es radical al afirmar que “nada volverá a ser igual”. Aún se asoma cierta dosis de optimismo cuando se pregunta, de manera más concreta, por las expectativas que se tienen en relación al uso de mascarillas para salir a la calle. De esta manera, cuando se utiliza este indicador para entender la posible vuelta a la normalidad, un 47% cree que dentro de los próximos 6 meses podremos salir a la calle sin usar una mascarilla, frente a un 52% más cauteloso que considera que recién dejaremos de utilizar este accesorio dentro de un año o quizás más tiempo. Muchos de los que confían en la pronta vuelta a la normalidad se encuentran en el grupo más joven (18-24 años), probablemente más movidos por la nostalgia que por un análisis racional.

Lo cierto es que la vida post Covid-19 nos presenta una realidad a la que debemos empezar a mirar. Lo que era normal hasta hace algunos meses (saludar con un beso, abrazar, tomarte una cerveza con los amigos o incluso la dinámica para buscar una pareja), hoy no lo es más. Esta suerte de “normalidad” implica variaciones en la forma de relacionarnos con el resto, donde incluso hábitos tan automáticos como tomar el bus, subir a un ascensor o entablar una conversación con un extraño, serán repensados bajo esta nueva lógica de interacción. Nada fácil especialmente en países como el nuestro, donde establecer contacto físico para manifestar afecto o agradecimiento está tan arraigado culturalmente. Una forma de vivir que no será fácil de adoptar, pero a la que debemos ir acostumbrándonos.

Algunos expertos señalan que esto no tiene por qué necesariamente sumirnos en una depresión. Utilizar las herramientas digitales y aprovechar este tiempo para consolidar las relaciones ya existentes pueden aliviar los sentimientos de frustración o malestar por lo que estamos “dejando” de vivir. Es natural que nos cueste desprendernos del pasado, más todavía para quienes estaban acostumbrados a vivir intensamente. El gran reto está en aprender a convivir con el virus y sus implicancias, no queda de otra. Cuanto más nos aferremos a lo que un día fue, más nos costará vivir con lo que será.

 

[1] Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Informe de opinión Abril 2020. Cuarentena y la vida post Covid-19.

[2] Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Informe de opinión Abril 2020. Impacto en la economía del Covid-19.